martes, 17 de febrero de 2009

Route de la Corniche

Estamos hablando del tramo de carretera comarcal francesa (D912) que une la playa de Hendaya con Sokoa. Con un asfalto en buen estado, muchas curvas y unas vistas maravillosas, uno disfruta cada uno de sus escasos siete kilómetros y medio.

La ruta comenzaría en la propia playa de Hendaya, muchas olas y olor a salitre que nos acompañará todo el camino. Al fondo a la izquierda podemos ver "Las gemelas", dos pedazos de roca desprendidos de la costa.







Una vez en movimiento, tras apenas un kilómetro, llegaremos a una rotonda y tras rebasarla, siempre manteniéndonos en la (D912) tendremos que estar atentos a la entrada al palacete que nos queda a mano izquierda. Se trata del Chateau D'Antoine D'abbadie. Esta es una parada obligatoria para quien no conozca, con visitas guiadas, exposiciones permanentes, un observatorio astral, etc. Si tienes algo de tiempo merece mucho la pena. Para información sobre las visitas pulsa aquí.






Proseguimos nuestro camino por lo negro y comenzamos a enlazar una curva tras otra. Al poco tiempo ya nos encontramos al borde de la cornisa, con una vista fantástica del mar y los alrededores. El tráfico es siempre fluido a pesar de la cantidad de gente que elige esta ruta atraída por su belleza. Son tramos donde el adelantamiento está permitido, pero por si eso fuera poco, por regla general el conductor francés nos lo pondrá fácil echándose a un lado descaradamente para que le rebasemos. Esto es muy habitual aquí en Francia y para los conductores que nunca hayan circulado por sus carreteras puede resultar extraño. ¿Sera una costumbre más europea o quizás una mejor educación vial?
La cuestión es que a lo largo de toda la cornisa nos encontraremos con cantidad de lugares que nos invitan a pararnos para sacar una foto. Yo recomiendo esperar hasta que tengamos ya a la vista el faro de Sokoa y elegir la pequeña zona de parada que nos encontraremos en sentido Sokoa-Hendaya.




Ya que estamos aquí continuaremos hasta adentrarnos en el puerto de Sokoa. Está bien señalizado y además se puede ver el bonito fortín que protege el puerto desde casi cualquier punto del pueblo. El puerto, ahora deportivo, tiene varias playitas de arena en las que la gente aprovecha los rayos del sol siempre que el tiempo lo permite. Es un buen sitio para refrescarse y estirar las piernas.

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